lunes, 26 de noviembre de 2012

Salobreña

Este pueblo, que carece de ruido, aquí las personas se toman las cosas con tranquilidad, pues para ellos un día es muy largo y tienen tiempo para todo. Está un poco sucio, pero no importa. Bueno, un poco sí. Las casas son de color blanco, desde lejos se ven unas encimas de otras, y arriba del todo, se alza el castillo, bien antiguo, y, a su lado, se ve muy bien la antigua iglesia. Poco a poco, se ha ido extendiendo, a orillas del mar, hay varias urbanizaciones, restaurantes, etc... El tiempo es estable, ni demasiado calor en verano, ni demasiado frío en invierno. Puesto que está al lado de la costa, se respira un ambiente marítimo, con un poco de humedad. Al principio de la playa, está el Peñón. Lleno de rocas, puedes subir y ver gran parte de la playa. Eso sí, hay que tener cuidado de no tropezarte y caer, aunque haya un camino trazado. En Salobreña, ese es el nombre de este pueblo, hay muchas farmacias, demasiadas peluquerías y diversos bares repartidos por todo el pueblo. Escasean las tiendas de juguetes y de ropa, por lo menos hay un centro de salud. Entre todas las viviendas y negocios, sobresalta la que llamamos la Casa Roja. Allí no vive nadie, pero, como su propio nombre indica, es de un color rojo que sobresalta entre todas las demás, de color blanco, aparte de ser de un extraño diseño inglés. Y este es mi pueblo, como he dicho antes, se llama Salobreña.

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