jueves, 30 de enero de 2014

Esto es repentino.

Bueno, estaba merodeando por los mundos de internet y de repente me topé con Blogger, y recordé lo mucho que había escrito en los diversos blogs que tengo repartidos por la red, y que hacía varios meses que no escribía una entrada. Principalmente, los usaba para un trabajo del año pasado, (y espero no ser la única que se pasa por aquí de vez en cuando), ya que sí, sí que lo he mirado, para ver las visitas y tal, pero nunca había comenzado a escribir una entrada. ¿Falta de ganas? No lo voy a negar, pero tampoco he tenido demasiado tiempo con los trabajos y tal, pero hoy me ha apetecido, ya que me he presentado al concurso de Coca Cola (me he presentado voluntariamente a algo, esto no puede estar pasando), y tengo que practicar. Aunque no es una entrada en las que suelo relatar una pequeña historia o reflexionar algo, si quería pasarme por aquí y pedir disculpas a quien me lea (no creo que seáis muchos, pero por si acaso). Jamás me esperaba tener tantas visitas. Bueno, pues no tengo mucho más que decir, espero tener tiempo para subir entradas con más frecuencia, porque me gusta escribir y también compartirlo con todos, sobre todo anónimamente, porque muy pocos me conocen. Gracias por leerme.

sábado, 28 de septiembre de 2013

Sufrir.


Vengo desde ninguna parte, voy hacia ningún sitio, no soy nada, me siento perdida en este mundo roto, lleno de inseguridades y peligros. Como mi cabeza, mi corazón está quemado, y todo el humo que se forma me ahoga. Me duele la cabeza y no puedo pensar, solo puedo gritar un “socorro” que nadie oye, veo, pero en realidad estoy ciega, soy demasiado ingenua para darme cuenta de lo que me pasa. No hay salida, poco a poco me voy consumiendo, aunque nadie se de cuenta. Mi menguación nunca parará, hasta no quedar nada. Todo da vueltas a mi alrededor, sin comprender nada. Hablar me cuesta cada vez más, aislarme es más comodo, encerrarme en mí misma, no salir nunca. Vivir con los ojos cerrados, pues el mundo está lleno de acusaciones injustas, que no merecen ser escuchadas. Alguien habla a mi lado, y a mi me parece que está a kilómetros de distancia. Camino, pero las piernas me flojean, cada vez estoy peor. Nadie puede salvarme de este dolor que se ha apoderado de mí. La música me molesta, las palabras me torturan, los gestos me incomodan. ¿No hay nada que me haga sentir bien? Cierro los ojos, pero esa oscuridad me rodea, me encarcela, me obliga a abrirlos de nuevo. ¿Significa eso que hay otra oportunidad? La vida es un escenario, donde continúamente se actúa, donde todos engañan. La invisibilidad cada vez es más corriente en todos los que me rodean. No los veo, ni ellos a mí. El viento que me azota la cara, ya hasta me parece artificial. Miro a la gente de la calle cuando sonríe, celosa de su felicidad, de que yo no pueda ver el mundo con la misma conclusión que ellos. Sentirse tan diferente hace que te encuentres sola, exactamente como estoy yo. Los ojos se me van vaciando cada vez más, una niebla los cubre. No intento expresarle esto a nadie, la última vez que lo intenté me dijeron: “¡Solo ves lo que te da la gana!” No es verdad. Veo la realidad, que nadie es capaz de identificar. Los sentimientos ya no se notan en mí, ya que no sonrío porque no estoy alegre, no lloro porque no estoy triste, simplemente me mantengo seria porque estoy vacía. Suspiro cuando llego a casa, quizá es la única muestra de vida que se nota en mí. La gente destroza mis sueños, los aplasta y los distorsiona. Cuando medito, una afición común en mí después de encontrame sola, los recuerdos me vienen a la cabeza como una avalancha de pesadillas, aún sin soñar, aún sin sufrir, ahora tengo miedo de dormir, porque sé que algún día me atacarán, me encerrarán y ya no podré escapar. ¿Qué he hecho? He dejado influenciarme, he dejado que los demás me moldeen, hagan la figura de mí misma que ellos quieren. ¿Por qué? No lo sé. Cada vez que paso junto a la Iglesia, pido piedad, porque esto me mata. Intento correr, pero me persigue. Es inútil, hay una puerta, donde no debería haber entrado a explorar, porque de esta pesadilla no hay salida. Como, pero sin ganas, sólo por no causarme más daño del que ya está perforando en mí. Nada me sabe a nada, el mundo ha perdido su color para mí, y no tengo finalidad en esta cruel vida, sólo puedo ver un futuro negro, con sombras que se abalanzan sobre mí y me torturan. Las visiones que poseo me dan esa pizca de fuerza, esperanza, lo único que me ayuda a estar todavía aquí. Ya no oigo a los demás, pues sus palabras ya no importan, no las entiendo, sólo entiendo un idioma que he ido creando sin darme cuenta, uno que hablo exclusivamente sólo yo. Ya no hay un yo, sino un “nadie” pues no existo, soy fantasma, he perdido, no sólo existen las guerras en el exterior, sino también dentro de uno mismo. Ninguna es buena, cuando el silencio me rodea, sólo miro a mis lados, pues el miedo se ha ido acumulando en mí, tengo la certeza de que alguien me espía, de que alguien está haciendo que yo sufra de esta manera, de la peor manera. Pero, juro, que cuando encuentre a ese alguien, comenzará un nuevo “yo”, uno alegre, con meta y soñador, pero ahora no estoy preparada. La infelicidad recorre cada rincón de mi mente y de la maldición, la cura sólo viene de donde procede.

miércoles, 19 de junio de 2013

Música #4

¿Qué mejor manera de comenzar el día con una música que te anime? A mí me gusta mucho ésta.

jueves, 23 de mayo de 2013

Música #3

'I could be the one to make you feel that way...'
'I could be the one to set you free' 



jueves, 18 de abril de 2013

Etapas

No creo que haya ninguna etapa que sea la preferida. Todas tienen sus momentos buenos, alegres, también tristes y melancólicos. Pero todas son etapas de una misma vida, y todas se merecen que las disfrutemos. La infancia, suelen decir que es la etapa de la fantasía, de los sueños, cuando vivimos en las nubes, y sí, es una gran etapa, muchos dicen que es la mejor, con la que más alegrías se viven, pero las fantasías nunca duran para siempre. Y de una etapa a otra hay cambios, que pueden resultar insignificantes en comparación con una vida entera, por ejemplo, nuestra entrada al instituto, se podría considerar alguno de los cambios de la niñez a la adolescencia. La adolescencia, edad del "pavo", cuando haces cosas sin pensar y las tonterías inundan tu mente, cuando deseas probar cosas nuevas y a veces tienes valor para hacerlo. Y no, no todos los adolescentes son los que consumen drogas, alcohol... Simplemente, disfrutan antes de llegar a una nueva etapa: La madurez, o también cuando te haces adulto. Y no estoy diciendo que esa etapa sea aburrida, todo lo contrario, puede llegar a ser muy divertida si la ves de diferentes perspectivas. Por ejemplo, si todo va bien, puedes llegar a tener un trabajo, ¡anda! Otra cosa nueva. Y el trabajo es entretenido. Puede ocupar la mayor parte de tu tiempo, y puede llegar a parecerte monótono y aburrido, pero, claramente, para estar en ello has pasado una adolescencia increíble. Y, por último, llegas a una edad que no crees que hayas llegado, a la vejez, la edad de la sabiduría, cuando ya has experimentado todo, y ya te sientes por decirlo así, "inútil". Pero ni mucho menos. Sí, puedes estar sordo, ciego, y que te duelan los huesos, pero sigues siendo sabio. Y eso es lo importante de esa etapa. Has perdido completamente el "pavo" que se te asoció a la juventud. Y aquí se acaba. Y. aunque parezca corto, una vida es muy larga.

jueves, 11 de abril de 2013

Música #2

La canción que últimamente no me canso de escuchar. Debe ser muy reconfortante que te la dediquen... Escuchadla, está muy bien


jueves, 21 de marzo de 2013

Segundo trimestre, ¿final?

485959_438201132924756_559426962_n_largeSí, un segundo trimestre se termina. Días de deberes, reflexión, estudio y preocupaciones se acaban. Tras crear una empresa, con todo nuestro trabajo y colaboración, tras emitir un programa en nuestra radio de Salobreña. Un final relajado, tal vez algo ajetreado por unos detalles aquí y allá, pero en general bastante feliz. Ha sido un trimestre de muchas vueltas y sobre todo, reflexiones. Ha sido un trimestre de trabajar en grupo, hablando, compartiendo ideas. Tal vez, eso implica alguna pelea, nada grave, para al día siguiente volver a sonreír y dialogar. Hemos buscado, hablado y hablado mucho más. Y nunca nos cansábamos de hablar. Un trimestre en el que hemos encendido bombillas en nuestras cabezas, aprendiendo mucho más, con diversas actividades muy diferentes unas de otras.